Tic tac tic tac.
Todos tenemos esa sensación de que el tiempo se nos escurre, se nos resbala de los dedos.
Hoy, día en que mi hija cumple tres años, la tengo más que cualquier otro.
Os dejo una de mis canciones favoritas a cerca del paso del tiempo
UN MINUTO NO ES IGUAL QUE OTRO. LA TEORÍA DE LA RELATIVIDAD DEL TIEMPO.
Estás de lleno sumergido en esa novela apasionante, lo único que quieres es pasar hojas y ver qué ocurre al final. Y, sin darte cuenta, se acaba el trayecto en metro, o la espera en el médico. O se hacen las cuatro de la mañana.
Por contra estás en el trabajo (en ese del que estás hasta el moño) y miras el reloj. Las tres treinta y tres. Pasa media hora y lo miras de nuevo. Las tres treinta y cuatro.
En fin, no os descubro nada nuevo. Ya lo dijo Einstein en 1905 (sí, sí, hace más de un siglo).
En tu vida vas a tener momentos como este. Muchos. Es una sensación muy agobiante, pero enrocarse en ella no sirve para nada.
Ya os dije que para ser feliz necesitas saber cómo emplear el tiempo, y sobre todo trabajar en la actitud que tienes respecto a él.
Estos son mis trucos para hacer que pase el tiempo cuando me agobio en el trabajo.
- Intentar hacer un descanso de 5 minutos. ¿Obvio no? Mucho mejor si en lugar de quedarte mirando el Facebook, te das un paseo hasta la oficina de tu compañero, o al baño, o mejor aún, fuera de la oficina a que te des la luz del sol. Que te pareces a este.
- Si no puedes levantarte, cuéntale algo gracioso al que tienes al lado, o venga si, métete en el Facebook. Esto va contra tu capacidad de concentración y la productividad, lo sé. Pero no hablamos de eso. Hablamos de resetear tu reloj interno durante unos minutos para poder volver a la carga.
En mi caso con los niños, les digo directamente que me aburro o que están muy pesados y vemos un video cortito de youtube. ¿Algo educativo eh?
Y, claro, el truco que mejor me resulta, es contarme una historia, un cuento. De momentos de aburrimiento supino me han nacido grandes ideas.
NO LLEGO A NADA
¿Te suena, no? La sensación de andar todo el día corriendo y no llegar a nada es una de las más habituales, además de ser una fuente de estrés, ansiedad y mala leche a partes iguales.
El tiempo es un recurso escaso. Las tareas infinitas. Asúmelo.
Tal y como está construido este absurdo chiringuito al que llamamos sociedad tienes dos opciones:
- Mudarte a un pueblo perdido en el monte y cultivar tus propias sandías.
- Aprender a vivir con ello.
Es normal que se te queden pendientes tareas en el día.
Es casi imposible que contestes a todos los mails del trabajo, siempre va a llegar otro más; siempre van a ver tareas pendientes (uno de mis anteriores jefes a esto le llamaba el “síndrome del mail vacío”). Si no las hay:
- Es época de vacaciones y la gente está pensando en si meter en la maleta un bikini o dos. (Esto no aplica si trabajas en un hotel).
- Te van a despedir porque la empresa se ha ido al garete y no hay nada que hacer.
- Te has equivocado al poner el despertador y son las tres de la mañana (esto tampoco sirve si trabajas en un hotel, siempre va a ver un cliente que necesite urgentemente papaya cortada en estrella).
GESTIÓN DEL TIEMPO
Nunca he hecho un curso de gestión del tiempo por lo que no puedo valorarlos, aunque seguro que dan buenas ideas, y otras malas. Como todos.
Eso sí, una vez asistí a una maravillosa charla de Emilio Duró en la que entre otras cosas contaba que abandonó uno de estos cursos cuando le dijeron que aprovechara el trayecto al trabajo para aprender idiomas. Se fue decepcionado porque a él le gustaba escuchar el “corazón partío” de Alejandro Sanz, no aprender idiomas a las siete de la mañana.
Le gustaba “perder” ese tiempo, porque para él era un momento de relax y de desconexión, antes de comenzar el día de trabajo.
Saber gestionar tu tiempo no quiere decir que si no estás cada minuto haciendo algo “productivo” lo estás perdiendo.
Dedicarse diez minutos a leer o a escuchar música tranquilamente también es (además de necesario) productivo. Seguro que luego vuelves a la carga de las tareas con más fuerza.
Aunque os confieso que este es uno de mis grandes puntos pendientes.

Si eres una ansiosa como yo, necesitas ocupar cada minuto para no tener la sensación de perder el tiempo. No soy de las que paran, no soy de las que saben dar al stop.
Soy de las que cuando tienen un rato, piensa, ¿en que puedo gastar esto? Hago una lista mental de tareas y decido. Ojo, que tranquilamente puedo decidir leer un libro, porque necesito descansar, aunque tenga el post de la semana pendiente.
Una verdad universal de azucarillo de esas que tanto me gustan: NECESITAS RELAJARTE Y DESCANSAR.
Lo que me lleva a:
La cigarra sí que sabía de la vida.

Ya sabéis que me encantan los relatos y los cuentos. (Si a ti también te gustan pídeme uno).
¿Os acordáis del de la chicharra y la hormiga? Ya sabéis, fábula clásica donde la moraleja es «trabaja por el futuro». Vale, de acuerdo.
Pero
Ahora que allá por el norte andáis en verano, hazte un favor. Se un poco chicharra este verano.
- Haz una siesta a la sombra de algún árbol.
- Lee tanta FICCION como puedas. Insisto, ficción. Nada de trabajo, manuales de cómo ser supermamá, o cursos de gestión de productividad. Lee algo que te transporte a otra realidad, que te haga reír, o llorar, y preferiblemente ambas. (Aquí una ejem ejem, sugerencia)
- Túmbate en la playa, piscina, hierba o barro si eres Pepa pig y quédate con los ojos cerrados cinco minutos de nada. ¡CINCO MINUTOS! Dejando que el sol, o las nubes, te cierren los parpados. Respira, toca la textura de la arena, la hierba, o el agua.

Precisamente porque yo también soy de las que no para y de las que siempre andan pensando cómo ocupar el tiempo (por eso llevo un libro y un cuaderno a todos lados, así siempre puedo leer o escribir) sé de buena tinta lo importante que es cultivar este pause. Una vez al año, aunque sea.
Creo que la parte más contemplativa de mi vida, aparte de esas sempiternas tardes de verano de la niñez, fue cuando tuve a mi hija Aitana. Estar en la mecedora con ella al pecho, observando su carita. Eso es algo que si detiene el tiempo.
Hoy mi hija cumple tres años.
Como os decía. Y de ahí este post, sobre cómo el tiempo se escurre sin remedio entre nuestros dedos. Escuchad esto. (Aviso: Igual lloráis, y no lo digo porque yo esté llorando, qué va).
Resbalándose entre mis dedos todo el tiempo
Trato de capturar cada minuto
El sentimiento que encierra
Resbalándose entre mis dedos todo el tiempo
¿Realmente sé lo que está en su mente?
Cada vez que pienso que estoy cerca de saberlo
Ella vuelve a crecer
Resbalándose entre mis dedos todo el tiempo
Os dejo el enlace de la emocionante versión de Mamma mía con Meryl Streep
Aunque el vídeo de ABBA en blanco y negro con las fotos de familia no tiene desperdicio como documento histórico y prueba irrefutable de que los setenta fueron una década de oro para la música, pero un desastre en sentido de la moda.
24 de enero de 2020
[…] os decía, mi vida de persona normal volverá en marzo, así que en este mes me estoy dedicando a tachar de la lista todos esos “pendientes”, visitas al médico, papeleos, gente que le debía un café, […]
18 de julio de 2019
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3 de junio de 2019
[…] No quiero ser pedante, (aunque en realidad siempre lo soy), pero podéis encontrar algunas ideas de como gestionar vuestro tiempo aquí. […]
25 de marzo de 2019
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11 de julio de 2019
Me viene de lujo tu post, hace media hora he apagado el ordenador en plan… «ya está bien» ¡un rato sin hacer nada, por favor!.
Ah! Felicidades a la peque 🙂
12 de julio de 2019
Gracias Lauraaaaa Sí, a veces hay que hacerlo
11 de marzo de 2019
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12 de diciembre de 2018
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30 de julio de 2018
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