Minutos arañados y un regalo de Navidad salvatiempo

Los minutos arañados de noviembre

El tiempo es un recurso escaso. Las tareas infinitas. Asúmelo.

Tal y como está construido este absurdo chiringuito al que llamamos sociedad tienes dos opciones: 

  • Mudarte a un pueblo perdido en el monte y cultivar tus propias sandías.

  • Aprender a vivir con ello.

Esta es una de las frases del post sobre gestión del tiempo que escribí en julio como excusa para poder hablar del paso del tiempo y del vértigo que me daba el cumpleaños de mi hija.

Sí, los cumpleaños de los hijos es uno de esos momentos en los que quisieras gritar, por favor, que alguien le dé al pause.

Bueno, ya me conocéis, yo no soy de pause, soy más de darle al play.

Dentro música. Lista llena de deseos e historias: Aquellas que he creado con los relatos que me habéis pedido. 

Noviembre ha sido una locura.

Por eso me he acordado del post de «No tienes tiempo para nada«, porque los días se han quemado como papel celofán, rápido, tornando oscuros los colores brillantes de la primavera, privándome en minutos de disfrutar la estación del renacer. 

Ha sido una locura de mes, un mes de dormir muy poco, de intentar apretar cada hora del día, de arañar tiempo, y aún así no conseguir llegar a nada.

Demasiadas veces este mes le he robado los minutos a mi familia, a mi parte contratante. Y créeme que me lo ha hecho notar. 

Hace no muchos meses escribía esto en el post de Nuevos comienzos:

Tantos finales. Tantos comienzos.

No existe una cosa sin la otra. Todos nos tenemos que dar la oportunidad de empezar de nuevo. Destrozar la cocina y alicatarla otra vez. Quemar la funda del sofá, esa que os vio hacer el amor con la televisión de fondo.

Esa que os vio cada uno en un rincón mirando el móvil.

El móvil. Deja el móvil. Te lo estás perdiendo. Te estás perdiendo lo que pasa ahora.

Y mañana quizás no vuelva a pasar.

 

Qué ironía, que desfachatez por mi parte, haberme pasado al bando contrario.

Quizás debería suscribirme a mi propio blog y leerme más a menudo.

Debo decir que recibí el mensaje alto y claro. A mí me gusta preguntar las cosas tres veces, pero normalmente no necesito que me digan mis fallos más de una. Soy demasiado orgullosa, me duelen demasiado como para olvidarlos. 

Resumen: Necesito que llegue el sábado, donde ¡por fin! terminaré en uno de mis trabajos, en concreto en la academia de inglés. 

Sí, dejo a mis niños.

Salvajes criaturas hormonadas. Gritadores de pasillos, exasperadores de temples. 

Me llevo muchas historias, me llevo inspiración para varias novelas, y sorprendentemente, la fe en la humanidad restaurada.

Me llevo la sensación, de que, a pesar de todo lo que se dice de ellos, en realidad, ni siquiera son tan distintos a lo que eramos nosotros. Sus sueños siguen siendo viajar, conocer, vivir. Hacer grandes cosas. Siguen pensando que el mundo es una mierda, y que ellos lo harán mejor. Esperemos que sea verdad.

Siguen enamorándose y desenamorándose de sus compañeros, siguen viviendo la amistad apurando todos los minutos, como si fuera lo más importante del mundo, porque, a su edad verdaderamente lo es.

No me da pena dejarles. Son ellos o yo. Son ellos o mis letras. Necesito ese tiempo para escribir, porque estoy harta de arañar minutos al sueño, al deporte, a la lectura, y sobre todo, a mi familia. Porque esos son los que dejan marca, los que hacen que sangre la piel del arrepentimiento. Aunque sea solo un «cariño, mamá no puede ir al parque ahora». Auch. 

La elasticidad de los minutos.

A mí no se me han estirado. Más bien diría que se han encogido. Pero no es así para todo el mundo.

Solo hay que ver cómo van los niños por la calle, y cómo vamos los adultos. Ellos se paran, miran observan, encuentran tesoros ocultos, charcos, piedras. Nosotros solo encontramos obstáculos, ladrillos grises, agujeros de tiempo, atascos.

Eso sí, cuando estas Navidades vayáis a ver a la familia, u os los llevéis para realizar las compras, comprobaréis cómo cinco minutos puede ser una eternidad. Entendedlos, en porcentaje, cinco minutos de sus cortas vidas son días enteros para un adulto.

Yo siempre ando buscando la forma de estirar los minutos, de aprovechar al máximo cualquier espacio que se me antoje vacío. Y para eso, he hecho muchas tonterías en mi vida.

Cosas raras que he hecho para aprovechar el tiempo (1): Leer y andar a la vez. 

Hubo un tiempo que iba andando a la Escuela de Idiomas, que estaba a cincuenta minutos de mi casa. Podía ir en bus, pero era mi forma de hacer deporte. Además, siempre me ha gustado andar, que es como correr pero en lento. Para mí supone la misma abstracción, el mismo momento de estar conmigo misma, y de contarme historias.

Como era mucho tiempo gastado a la semana, se me ocurrió que podía leer mientras andaba.

Os aclaro que en ese momento no tenía ebook. Así que iba con libros de papel por la calle.

Los que me conocéis personalmente ahora mismo estaréis alucinando de que haya sobrevivido. Para los que no, sabed que soy muy torpe. Soy extremadamente torpe ( media de vasos rotos: 2 por mes). Mi padre siempre me decía que me tropezaba con las líneas de la calle. Y tenía razón.

¿Entonces? Bueno, pues, para vuestra sorpresa, personas de poca fe, llegué a tener una habilidad considerable.

¿O acaso ahora la gente no va metida en sus pantallas, y (casi todos) sobreviven?

Pues yo igual. Quería aprovechar el tiempo. Dejé de hacerlo cuando me leí el Conde de Montecristo.

1136 páginas. Aprox.

Y no, no habían audiolibros, o por lo menos no estan de moda, simpática, que te he oído.

Rick Astley
Aplauso de Rick Astley para la listilla

Otro días os cuento más tonterías que he hecho para ahorrar tiempo, que han sido unas cuantas.

Idea de regalo de Navidad salvaminutos

En fin, tú que estás ahí perdiendo el tiempo con mi post, piensas, ¿pero no me ibas a dar una idea para ahorrar tiempo en estas navidades?

Claaaaroooo.

¿Qué vas a regalar este año? Déjame adivinar. Una cartera, unos calcetines. Un marco de fotos.Una tarjeta de experiencias.

Estoy muy impresionada, qué original

Te propongo algo mejor.

Un cuento personalizado.

Escríbeme, dame una canción y cuéntame algo sobre esa persona, y en pocos días te enviaré un relato personalizado, completamente único y original, por tan solo 4 euros. ¿Quieres saber más?Mira aquí. 

Ale, navidades salvadas.De nada.

Y ahora, ¿Qué vas a hacer con esos minutos arañados?

14 comentarios

  1. […] medio de transporte. Incluso ¡mientras caminas! Leía hace unos días el post de Cristina Bou Minutos arañados y un regalo de Navidad salvatiempo donde explicaba que al igual que conseguimos caminar con nuestra atención fija en la pantalla de […]

    Responder
  2. Mahandeep Kaur
    27 de diciembre de 2018

    Cris, me alegro de que te des más tiempo para escribir. Espero que te vaya muy bien en esta nueva etapa.

    Responder
    1. Cristina Bou
      27 de diciembre de 2018

      Hola Mahandeep, todavía estoy luchando contra el reloj… Pero creo que este año voy a poder dedicarle más tiempo, sí. Deseando leerte (os) Un beso enorme

      Responder
  3. […] unos días bastante estresada como ya sabéis si leéis el blog. Con la sensación de no llegar a nada, a pesar de estar trabajando […]

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  4. Pilar Navarro Colorado
    16 de diciembre de 2018

    ¿Sabes qué te digo? Que eres una cuentista. Eso es lo que eres.
    Toma ya, A regalar cuentos. Me encanta.
    🙂
    Eso de pensar en suscribirte a tu propio blog y leerte más a menudo me lo he dicho a mi misma con el mío. Así es la relaidad. No siempre predicamos con el ejemplo, peroooooo lo intentamos, ¿verdad? Enhorabuena por los cambios, que son bueno, y a seguir. Si de verdad quieres, lo conseguirás.

    Responder
    1. Cristina Bou
      17 de diciembre de 2018

      jajajja Me encanta lo de cuentista, y sí, a veces es más fácil dar consejos que seguirlos… ¿A veces? Siempre. Pero está bien que pasen estas cosas, para recapacitar sobre las propias palabras.
      Gracias por comentar, un beso enorme

      Responder
      1. Pilar Navarro Colorado
        20 de diciembre de 2018

        Te cuento que en la guardería de mis hijos era costumbre llevar una regalo a la clase el día del cumpleaños; algo general mejor que particular (que solían ser chuches). «un cuento o algo así para compartir» dijo la profe en la reunión. ¿Qué hice? Por supuesto un cuento. Pero no de una librería. Escribí, maqueté e imprimí uno en el que salían todos los niños de la clase y el prota era mi niño, que para eso era el cumpleañero… Mi hijo aún lo saca de vez en cuando y ya han pasado más de siete años…

        Responder
        1. Cristina Bou
          21 de diciembre de 2018

          ¡Qué idea tan buena! Se debiera quedar alucinados

          Responder
  5. Pilar G. Cortés
    12 de diciembre de 2018

    Desde aquí animo a que te pidan cuentos, que yo tengo el mío y es súper genial.
    Me quedo con el aplauso, porque sí, yo he pensado lo de los audio libros pese a que también tengo la manía de andar y leer y, contra todo pronóstico, también he sobrevivido. Porque sí, también tengo el gen de la torpeza, pero tú tranquila, en cuanto descubra cómo no tropezar con mi propio dedo gordo del pie derecho me haré con el dominio del mundo mundial. Los torpes gobernaremos el mundo y el primer decreto será poner farolas de gomaespuma.

    ¡Besotes guapa!

    Responder
    1. Cristina Bou
      12 de diciembre de 2018

      Con lo de las farolas de gomaespuma me has llegado al corazoncito… ¡Tienes mi voto! ¡Un besazo!

      Responder
  6. MC
    12 de diciembre de 2018

    Yo también leo mientras camino, normalmente en el móvil, y de momento no me he dado ninguna leche importante X’-P Los finales de año son buen momento para tomar decisiones y seguro que la que has tomado te traerá muchas cosas buenas este 2019 ¡Ánimo y a por Diciembre! 😀

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    1. Cristina Bou
      12 de diciembre de 2018

      ¿Eso quiere decir que no soy la única? ¡Deberíamos formar una asociación de leedorescaminates! Curioso: cumpleaños y fin de año, son las fechas en las que la gente tomamos más decisiones… Estoy segura de que esta es la correcta, porque se trata de un tema de supervivencia. ¡Diciembre ya está hecho! Un beso enorme

      Responder
  7. Laura
    10 de diciembre de 2018

    Cuanta razón Cris… Demasiado tiempo perdido y no valorado usando llegamos a «adultos» (no me gusta nada esa palabra…), ojalá reaprendiéramos un poco de los peques. Y sí… Muy duro el momento de «ahora no puedo».
    Ah!! Y genial lo de los cuentos!!! ???

    Responder
    1. Cristina Bou
      10 de diciembre de 2018

      Sí, deberíamos imitarles más. Yo lo intento cada día, aunque sea un poquito. Y lo de los cuentos, si te ha gustado la idea, ya sabes, ¡puedes contárselo al mundo!

      Responder

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