Esto es Santiago de Chile, desbordado de gente, el pasado viernes, en #lamarchamasgrande
He estado unos días un poco ausente, y no he hablado a penas en las redes de lo que estaba pasando en Chile. Me tendréis que disculpar, las conversaciones interesantes me las he guardado para tenerlas en persona.
De susurro a grito: el descontento en Chile
Tienen tanto que decir los chilenos y llevaban tanto tiempo callando, que al final las palabras se han transformado en pancartas, y los susurros en gritos.
Ahora ya nadie puede hacerse el sordo: ni el gobierno, ni Latinoamérica, ni el mundo. Esto es lo que está pasando en Chile.Esto es lo que ha venido pasando, en esta olla a presión de injusticia.
De dónde venimos
Es Chile un país donde en general, se vive bien, o eso les dicen. Donde los chilenos tienen que soportar comentarios como: para lo que hay en otros países, a vosotros os va bastante bien. Eso, si te atreves, se lo dices a la gente que tiene que comprar las zapatillas del colegio de sus hijos a plazos.
Un país donde no se leen apenas libros porque el impuesto del 19% los hace inaccesibles a los que no somos de los afortunados, esos privilegiados que pudimos estudiar.
En Chile muchos profesionales están 10 años pagando un crédito por haber estudiado en la Universidad. Pero claro, si no tienes una carrera o idiomas, aquí no puedes aspirar a ganar mucho más allá del sueldo mínimo. Los estudios se convierten entonces no en una búsqueda de satisfacción personal, o de tu camino como persona, sino de mera ascensión social. «Hijo, estudia, que así serás, ganarás, te dirán Don».
Este es un país donde si no tienes dinero, y tu hijo tiene cáncer, tu única opción es celebrar bingos, y rifas, y colectas, porque si no no podrás pagar el tratamiento. Y aún así te dará para lo que te dará. Si no puedes pagar, bueno, veremos tu suerte con la lista de espera.
Aquí hay escolares de primera y de segunda. Yo, que soy tan roja, y tan progre, y tan zurda, y tan nosotros eramos 5 con un sueldo, ahora llevo a mi hija a un colegio privado. ¿Por qué? Porque quiero que ella reciba la mejor educación. Y ahora mismo, aquí, esa no está en los públicos: no les dejan, no tienen recursos, y además no interesa. Al pobre lo queremos inculto, sumiso.
En Chile depende de cómo suena tu apellido, si demasiado mapuche, o demasiado alemán, te tratarán de una forma u otra.
Es un país dónde existen tres clases: los ricos riquísimos, veinte familias que tienen TODO; «ricos», afortunados como la que os escribe, que pudo estudiar y encontrar un muy buen trabajo; y el resto.
Los del salario mínimo, un salario mínimo que no es como el de España. 301000 pesos. Unos 350eur. Si estáis pensando que eso es porque aquí la vida es más barata, estáis TOTALMENTE equivocados.
Me da que de tanto que les han hecho aguantar, de tanto decir que «esto era mejor que lo que había antes», la Dictadura de Pinochet, (que acabó el 11 de Marzo de 1990) , se pensaban que podrían apretar hasta el infinito, que la gente no se iba a cansar.
Pues parece que se han equivocado.
De Evasión en el Metro a la Marcha más grande.
No aspiro a que este sea un artículo periodístico, así que podéis leer los hechos en los medios. Pero os pongo un poco en antecedentes.
Durante todo el año han habido subidas constantes en servicios básicos como por ejemplo la luz, el transporte, etc. En octubre, se decidió de nuevo subir el pasaje del metro en 30 pesos. Que son al cambio 4 céntimos de euro. Diréis, ¿y por ese dinero todo esto? Pues no. No es por eso.

Como os decía, las desigualdades entre los chilenos, con rangos de sueldos hasta 8 y 10 veces superiores en las mismas empresas, han terminado por estallar. Sobre todo porque, el mismo gobierno de Piñera que decide subir el pasaje del metro, (es decir, el medio de transporte que más usa la gente trabajadora) , es el gabinete que ha venido evadiendo impuestos reiteradamente durante mucho tiempo. Esto no es un rumor, esto está probado.
Entonces, desde las redes sociales se hizo una llamada a evadir el metro, ya que ellos pueden evadir impuestos. ¿Resultado? : saltos masivos durante toda la semana.
El viernes 18 de octubre, para intentar paliar la convocatoria de salto más grande concertada, los carabineros cerraron la principal línea de metro de Santiago (8 millones de habitantes). Y ahí sí que empezó todo.
Pues ahí estaba yo.
¿Qué hacía yo en Santiago? Acudir a una entrevista de Radio, sobre Mar de Invierno en Cadaqués, que por supuesto no ha sido emitida, y que ya veremos cuando sale.
Salir de la entrevista con un subidón que te mueres, y ver el metro cerrado, pues oye, me pareció raro. Pero como hacía un día bonito decidimos (iba con el Ingeniero y con mi hija) pasear y almorzar por ahí.
En el camino, por twitter, por el río de gente que recorría las avenidas, y por las furgonetas de carabineros armados hasta arriba, ya empezamos a sospechar lo que estaba pasando en Chile, bueno, en Santiago en ese momento. Luego se extendió al resto de ciudades.
Volvimos (una hora andando) al hotel, y no dejaba de ser una curiosidad, ver los miles de personas que se mueven en metro a diario andando por la calle. Pensé de nuevo, ¿ pero qué es lo que está pasando en Chile? Después salimos a cenar. Se nos ocurrió pasar andando por al lado de la parada Tolababa (mirad el enlace).
Y, por primera vez en mi vida, noté el gas pimienta, o lacrimógeno, o lo que fuera eso. De repente me ardían los ojos y la garganta. Pero eso no fue lo peor. Lo peor fue ver a mi hija Aitana, de 4 años, restregarse los ojos y sacar la lengua: «Mamá, me duele».
Si sois padres, ya sabéis lo que se siente al oír eso en la boca de vuestros hijos.
Volvimos por Providencia, y en el camino vimos gente con sartenes, gente asomada a los balcones, uniéndose en una gran cacerolada, que luego ha seguido siendo masiva.

En el camino, más gente protestando, más atasco, y, al fondo de la avenida, una barricada con fuego. Una barricada. Perdonadme, pero he ido a muchas manifestaciones en España, de verdad, muchas. Y nunca he visto algo así. Mis amigos chilenos se asombran; ¿En serio, allí no tiran gas pimienta? Pues no.
Y así comenzó todo lo que está pasando en Chile. Esa noche, tras diversos disturbios, a Piñera y a su gobierno se le ocurrió tomar una medida extrema: declarar el estado de excepción y sacar a los militares a la calle.
Os recuerdo que hace menos de 30 años en este país había una dictadura militar. Ya os podéis imaginar que la medida fue, digamos, contraproducente.
La violencia no tiene justificación. En ningún caso. Los incendios, los saqueos, eso no son manifestantes. Esos son unos desgraciados que aprovechan la confusión del momento para abusar y emplear la fuerza.
Y esto ha pasado en los dos bandos. No quiero extenderme en este punto, no quiero poneros tristes. Pero aquí, en Curicó, un militar mató de un disparo a un chaval de 25 años. No hay evidencias de que estuviera haciendo otra cosa que manifestarse de forma pacífica. Leed la noticia.
La marcha más grande

La gente tomó la palabra, la calle, y las sartenes. Y desde la semana pasada TODOS LOS DÍAS, a las 17h, hay marchas pacíficas a lo largo de todo Chile. Manifestaciones en las que se la gente expresa su descontento, las ganas de cambio.
El viernes pasado, esto culminó con más de 1.2 millones de personas en Santiago, y muchísimas otras en el resto de ciudades de Chile.
El día después de lo que está pasando en Chile.
Hay promesas, intenciones, por parte del gobierno. Veremos. Soy cauta, un poco pesimista, pero es un comienzo. Y eso es lo importante, que comience, que lo del viernes (como leí en algún sitio) no sea el fin de las protestas, sino el comienzo de un nuevo Chile, del que se merecen los chilenos, mis compatriotas de adopción, a los que tanto debo.
Podríamos seguir hablando, pero este debe ser uno de los post más largos que he hecho, casi sin fotos y sin tonterías. Si has llegado hasta aquí, gracias por interesarte. Ahora ves e infórmate, y cuéntalo, y apoya a los chilenos.
8 diciembre, 2019
[…] La mayoría de la gente vive del turismo o la pesca, o de ambas, y, aunque mis escritores en ciernes estaban jubilados, todos trabajaban. No tienen más remedio si quieren llegar a fin de mes. Para que luego la gente no entienda lo que está pasando en Chile. […]
22 noviembre, 2019
[…] Comportamientos tóxicos tipo ver siempre el lado negativo de las cosas: Lo que pasa en Chile. […]
30 octubre, 2019
Hola,
Conozco Chile, muchos amigos, lo llevo en el corazón. Un país tan complejo que en realidad son dos: uno hiper desarrollado y otro subdesarrollado. Y lo que es peor, los dos mi mezclados.
Me da mucha pena lo que está pasando. Ya sabes en Chile, o por la razón o por la fuerza. Es su lema nacional.
Mi duda: hay solución? Cuál?
Lagos lo intentó, pero nada.
En ningún país del mundo hay de todo para todos. El esfuerzo y el riesgo es inherente a la raza humana.
Que triste
1 noviembre, 2019
Hola Javier, lo primero gracias por comentar. Verás, entiendo que la solución es difícil, y no otorga votos, que es la principal preocupación de los políticos. No es cuestión de que haya de todo para todos. Es cuestión de garantizar un mínimo digno para todos. ¿Y qué es digno? Salud, educación, transporte, seguridad. Oportunidades para todos. Y eso no es tan complicado. Se puede hacer con una reforma del cálculo de pensiones, se puede hacer incrementando impuestos a las grandes empresas y fortunas. Da para mucho el tema. Un abrazo
28 octubre, 2019
Pues si Cris, esa es la sensación » que coño está pasando?…y ya era hora» . Pero y ahora…por cuanto, cómo…muchas preguntas todavía para esta revolución que está en pañales pero con mucha fuerza. Ánimo, esperemos que todo sea para mejor y no haya esa idea…» De algo es algo» y todo acabe así.
28 octubre, 2019
No, estoy segura de que esto sirve, de que es el principio del cambio, y que van a haber mejoras, en un corto plazo